domingo, febrero 04, 2007

Comparación: Un antes y un después del Transantiago

Queridos lectores:

Ayer sábado llegué de la quinta región. Me bajé en Estación Pajaritos he intenté pagar con el pase escolar, pero para mi sorpresa, me negaron el servicio básico del estudiante en vacaciones. Pensé: "el gobierno cree que dejé de ser estudiante durante las vacaciones", no obstante, tuve que tragarme los pensamientos ya que quería llegar luego a mi casa. Después de esperar por un par de minutos el metro, me subí (obviamente) y me bajé en las rejas. Fue entonces donde tuve que esperar cerca de una hora y media para subirme al transporte público. Dentro de la micro, pensé: "y pensar que falta poco para el transantiago....". Todo esto me hizo inspirarme para hacer una comparación entre lo que solía ser el servicio y el cambio que nos ha tocado. Me imaginé escribir el lado positivo de todo esto, sin embargo me cuesta vislumbrarlo. Sin más preambulos, les dejo....esto.....la comparación!...:

Las Micros

Antes
: Las amarillas eran las micros de excelencia. Adornaban constantemente nuestras calles haciendo embotellamientos debido a problemas con el motor. Solían contaminar bastante (y lo siguen haciendo), además de ser un espectáculo visual para el pasajero, ya que la "cabina" solía estar adornada con frases ("Dios es mi copiloto"), mujeres con poca ropa, imágenes de algún animé popular (Los Caayeros del Sodiaco, Randma o Dragon Bol Z como les llaman los micreros) o alguna otra chuchería rara. En el interior de estos caballos de metal se encontraban todo tipo de especímenes, dependiendo de las áreas donde circulaban. Por Puente Alto, era común encontrar condones o borrachos. Por Maipú, wns durmiendo sobre otros wns o chicles. En adición, una persona se sentía realmente insegura al estar dentro de una micro. Prácticamente la ley no alcanzaba a esas personas que se dedican a dejarte en calzoncillos de Spiderman. Los robos eran cosa de todos los días y la cámara que estaba (o está) no ayudaba mas que para que el flayte saludara a su mamá o papá mientras apuñalaba al chofer.

Ahora: Las Transantiago son más grandes y espaciosas que las viejas micros (¿o nuevas?) amarillas. Las cuncunas te hacen sentir un europeo consumista más y las más pequeñas dan ese detalle a ciudadela muy cute. Sin embargo, las micros siguen quedándose en pana. Algunas ni siquiera tienen la suficiente energía para mostrar el letrero del número, o de paso, lo tienen mal configurado (¡vivan los gráficos basura!). Los flaytes no se tardaron en "rebautizar" las micros y hay que decirlo, la gente tampoco demoró mucho en volver a ensusiar todo. Lo que sí me parece cómico es la disposición de los asientos: son muy pocos y mal puestos. Debido al material del que están hechos, es muy común salir volando para golpearse en el fierro de adelante (sobretodo los pobres wns que se sientan al final). Sin contar que la suspensión también es asquerosa (nuevamente cito a los pobres wns del final, que ya para estas fechas, deben tener el trasero por la garganta). Todo esto es medianamente aceptable. Ahora bien, lo que sí es INACEPTABLE (nótese las mayúsculas con bold) es que utilicen las viejas micros amarillas. Es vergonzoso ver las viejas bestias esas trabajando dentro de un sistema "revolucionario". Es como jugar Xbox 360 en una pantalla blanco y negro. No solo eso, sino que además fueron pintadas y ya. O sea, no hubo el más mínimo cambio sobre aquellas micros. No señores, no hay excusa; si se quieren cambiar las cosas, se hacen de la manera correcta y no a medias.



Servicio

Antes: Subirse a una micro era una batalla campal. Bajarse era la misma historia. Los micreros paraban donde deseaban e incluso a veces no lo hacían. Era común escuchar un "¡para conchetumare!" desde el final de la micro, pero lo insólito del caso era que el chofer respondía. Las micros pasaban con regularidad, no obstante, el servicio apestaba. Los choferes (que detallaré en el siguiente punto) eran un chiste amargo que había que escuchar cada día (añadiría una metáfora sexual si pudiese). A veces no recibías boleto, que es necesario en caso de accidentes, ya que el gobierno te costea la "supervivencia". Los escolares recibían la peor parte (aunque merecida) por pasar sin pagar o intentar subirse por detrás. Lo que me parecía irrisorio era ver al chofer CONVERSANDO con quien sabe que wn que se subió. En resumidas cuentas, el proletario pedía un cambio. Y el gobierno escuchó y lo hizo a medias.

Ahora: Se nos prometió más seguridad al bajar, ya que las micros no pueden (o podían, mejor dicho) detenerse hasta disminuir completamente la velocidad, no obstante, nuestros hábiles ingenieros lograron hackearse el sistema rápidamente. Y debo decirlo, todo volvió a ser como antes: las micros paran en cualquier parte. Los choferes, al menos, no ofenden al pasajero (les recomiendo que vean el siguiente enlace sobre esto), pero los pasajeros siguen hechando chuchadas para bajarse en lugares donde no deben. Me imagino que con el tiempo, los choferes volverán a ser esos conchetumadres que te puteaban por cualquier cosa. Lo que sí rescato (aunque creo que no se usa) es la posibilidad para que un minusválido pueda utilizar el servicio. Aunque no he visto a ninguno usándolo, me parece una innovación digna de un país en desarrollo. La adición de la tarjeta BIP también me parece una excelente idea. Ya era hora que se regularizara sobre el sistema de pago...aunque últimamente he sabido de muchos problemas con la tarjeta BIP. Ahora, una pregunta: ¿cómo te devolverán el dinero cuando la micro se quede en pana? Espero que alguien me responda.

Y finalmente:

Los Choferes

Antes: Eran unos conchesumadres. No hay ninguna otra manera de describir al conductor de las micros amarillas. Ordinario, usurpador y otros adjetivos que me da paja escribir se me vienen a la mente. A veces uno quería bajarse y tenía que poco menos rogarle a la bestia esa. Las carreras entre micreros eran usuales y esto generaba una gran cantidad de atropellos y choques. Muy pocas veces uno tenía la suerte de toparse con un chofer que de verdad parecía ser algo más que un fanático del colo colo, obeso y con afición a las escolares jovencitas. También me tocó ver como humillaban a ciertas personas por sus problemas físicos. Muchos gordos se vieron molestados por el tierno chofer, asimismo, feos, chicos y otro tipo de gente. La actitud era la peor y se generaba un roce constante entre el pasajero y el Atila al volante.


Ahora
: Cuando recién empezaron las micros verde/blancas, el chofer me saludó y me preguntó cómo estaba. Ahora ya no lo hacen, pero es claro que cambiaron mucho su actitud. Ahora no pelean, simplemente discuten con argumentos (una vieja rq LV999999 pidiendo bajarse en medio de la nada, por ejemplo, es un factor de conflicto que evitan nuestros choferes actuales). La gran mayoría de los conductores movieron el switch de conchesumadres, principalmente por que son nuevos. Ahora bien, aún quedan algunos que dejan mucho que desear (nuevamente invito a ver el link).


Cerrando
: Como bien dijo mi colega Hayama: "el mayor reto del transantiago es la cultura de nuestro país". Esto es cierto, pero debemos sumarle la pobre implementación de un servicio copiado. El cambio del recorrido y numeraje de las micros están empezando a causar estragos, pues se eliminaron muchas micros "esenciales". Además, déjenme agregar un par de cosas: 1.- la gran mayoría que cree que el transantiago es bueno, usan auto. 2.- Zamorano se ve muy flayte con ese corte de pelo. 3.- Todo cambio, debería ser bueno. Y finalmente: espero que alguna vez el gobierno, en conjunto con el ministerio de transporte, haga algo bueno. Alguna vez que escuchen con atención e intenten resolver los problemas como la gente. Y sobre el lado bueno del transantiago, mejor lean esto.

PD: Micreros.cl fue hackeada por peruanos XDDD.

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